Fadhila Mammar apuesta por la mediación en conflictos enquistados

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Fadhila Mammar, experta en mediación intercultural, está preocupada por la polarización del pueblo como estrategia política, lo que dificulta el uso de la mediación como herramienta para resolver conflictos

No es que la mediación no sirva en los conflictos políticos”, apunta Fadhila Mammar, “es que hay una táctica de polarización deliberada”. Mammar es mediadora, y experta en mediación intercultural. Cuenta con una amplia formación y experiencia en el sector y actualmente dirige el Servicio de Mediación Social Intercultural (SEMSI) de la ciudad de Madrid, servicio gestionado por la Fundación General de la Universidad Autónoma de Madrid y formado por un equipo de 52 personas procedentes de 20 países.

Según la experta, la figura del mediador no ha cuajado en España, algo que Mammar considera como “una visión de futuro preocupante”. Lo peor es que “ocurre en muchos países, no solo en España”. 

En los conflictos enquistados “se necesitan equipos de mediadores”, asegura Fadhila Mammar. Porque te pueden dar una visión externa del problema y puede servir de gran ayuda. 

Fadhila Mammar dice que “por el mundo hay muchos mediadores experimentados, con mucho compromiso y mucho rigor”. Y con la cantidad de conflictos que hay, que no se utilice la mediación es “una falta de inteligencia y de visión política brutal”, afirma. “Nuestro mundo es cada vez más convulso y más polarizado”, admite Mammar preocupada.

En cuanto al trabajo común que tienen que hacer los mediadores, Fadhila Mammar piensa que “la mayoría tenemos el espíritu de querer sumar”. Aunque admite que “hay mucho ego, porque somos seres humanos”. No quiere que “el foco se quede en el egocentrismo de los mediadores” y hace un llamamiento a todos ellos para que “dejemos de ser tan críticos con nosotros mismos y seamos más generosos y benevolentes”.

En su discurso, después de ganar el premio AMMI 2019 a mejor trayectoria en mediación, Fadhila Mammar se acordó de la soledad del mediador y quiso agradecer a todo el mundo por «ayudarme a seguir», además de pedir visibilidad para lugares como Chile, Cataluña, Bolivia o Argelia, que actualmente viven conflictos sociales.