Entrevista para el análisis y la discusión: el mayor interés de los menores

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Consideramos que esta entrevista puede ser utilizada como caso práctico, en programas de formación, por la amplitud de propuestas y de reflexiones, que os llevarán a reflexionar sobre “El mayor interés de los menores”, hoy tenemos a Carlos Villagrasa Alcaide, un gran luchador en la defensa de la infancia y adolescencia. Doctor en Derecho, postgraduado en Derecho Civil Catalán y máster en Mediación. Profesor titular de Derecho Civil de la UB. Profesor-tutor de Derecho Civil con “venia docendi” de la UNED. Director del máster en Derecho de Familia e Infancia de la UB. Codirector del máster en Mediación y Gestión Colaborativa de Conflictos del Colegio Oficial de Doctores y Licenciados de Cataluña y de los cursos de Experto en Mediación Familiar, Civil y Mercantil de la UNIA. Profesor del máster en Mediación Profesional de la UPF, y del máster Universitario en Mediación, Negociación y Resolución de Conflictos de la Universidad Carlos III. Presidente de la Asociación para la Defensa de los Derechos de la Infancia y la Adolescencia (Addia). Presidente del Comité Internacional de los Congresos Mundiales por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia. Magistrado suplente de la Audiencia Provincial de Barcelona. Patrono de la Fundación Tallers, dirigida a la integración social y laboral de personas con diversidad funcional y de capacidad mental. Director del Observatorio de Mediación de la UB. Premio al Merito Profesional por la Escuela de Mediación y Resolución de Conflictos. Comenzamos:

DDM: Es conocida su implicación en la defensa de los derechos de los menores. ¿Cree que en la actualidad en los procesos de familia se encuentran protegidos?

Sí y no, ya sabéis que en mediación vemos la justicia en su sentido más positivo, y en cuanto a la protección de las personas menores de edad en los procesos de familia se ha avanzado, formalmente en la regulación legal y en las garantías procesales en torno a su adecuada intervención, a partir de su derecho de ser oídos y escuchados en todos aquellos temas que les competan, y en la supremacía de su interés superior en la fundamentación de las resoluciones y las decisiones judiciales. Esa es una realidad que no podemos dejar de destacar en el camino hacia la plena realización de sus derechos y a la adecuada atención frente a sus necesidades. Y en esta senda se encuentra todo lo que queda por hacer: conseguir que sus derechos se vean respetados más allá de las normas, en las actitudes, es decir, que puedan dar su opinión en un contexto adecuado y reciban el retorno de una respuesta congruente, que dejen de ser utilizados como moneda de cambio o arma arrojadiza por los adultos litigantes, que reciban una información ajustada a sus condiciones de madurez sobre el ejercicio responsable de sus derechos y que dejen de estar, como se ha puesto de relieve en las Reglas de Brasilia, entre los colectivos considerados vulnerables en cuanto al acceso a la justicia. Por tanto, sin negar su protección jurídica y abstracta, nos queda mucho por avanzar, más allá de las normas jurídicas, como también es un reto pendiente reconocerles su protagonismo para iniciar y participar en procedimientos de mediación y otras vías de gestión de conflictos alternativas a la judicial.

DDM: Si todas las familias no son iguales ¿Por qué cree que las resoluciones en los Juzgados de familia son similares para todas las familias?

Por dos razones: por un lado, porque la autoridad judicial debe aplicar la ley en nuestro estado de derecho, y si se presenta una demanda, la respuesta debe basarse, ante todo, en la legalidad vigente, lo que no siempre resulta ni lo más ajustado al caso concreto, ni lo más justo para las expectativas de las partes; y por otro lado, porque nuestro Derecho de familia, aunque haya sido el sector legislativo del Derecho civil que más reformas ha experimentado en este siglo, sigue anclado en unos principios decimonónicos, que provienen de la supremacía de un derecho matrimonial que respondía a una estructura patriarcal y jerarquizada, y, aunque se intente pulir con modificaciones sucesivas, por ejemplo, introduciendo el principio de igualdad entre cónyuges o regulando algunos efectos de la convivencia en pareja de hecho, no se ha llegado al tratamiento adecuado de la diversidad de modelos familiares que coexisten en la actualidad, aún subordinados a los esquemas tradicionales, ni se ha reconocido la relevancia que merecen los derechos de la infancia y la adolescencia en el entorno familiar, aún en el vagón de cola del Derecho civil y del Derecho de familia.

 Denos unas pautas en dos líneas para proteger a los menores en los Juzgados de familia.

La primera, adaptar las normas sustantivas y procesales a su consideración de protagonistas, en cuanto titulares de sus derechos y respecto de su condición de ciudadanía destinataria directa de esas normas, lo que exige un esfuerzo que, ni se ha llevado a cabo, ni se vislumbra intención alguna de efectuarse, a pesar del convencimiento y reivindicación social existente de que la justicia debe ser de mayor calidad, como una de las bases que es de nuestro sistema democrático. La segunda, conectada con la anterior, va más allá de las normas, me refiero a las actitudes del conjunto de profesionales que intervienen en los Juzgados de familia, que se escudan en sus dinámicas adulto céntricas y no solo carecen de un acercamiento amable hacia las personas menores de edad, sino que no les hacen partícipes, en un lenguaje asequible y cercano, de la importancia que tiene la justicia para encontrar salidas consensuadas y lícitas, evitando que se impongan los abusos y la violencia. Ambas pautas se resumen en la necesidad de una mayor pedagogía de la justicia real para evitar situaciones de desamparo institucional y de incomprensión sobre una maquinaria que parece ir al margen, y a veces en contra, de las propias personas interesadas en ver sus conflictos resueltos y recobrar su bienestar personal.

DDM: La violencia intrafamiliar va en aumento. ¿Aqué cree que se debe?

La violencia crece, en todos los ámbitos, y en el familiar, que es un reducto de la convivencia social entre parientes, se constata cada vez más, también porque deja de ser un contexto privado y reservado, y cada vez hay más sensibilidad a denunciar situaciones de maltrato, ya sea por violencia machista, ya sea por agresiones a personas menores de edad o en situación de dependencia o necesidades especiales. El gran reto de nuestra civilización es la superación y la represión de cualquier actitud violenta, incluida la discriminación y el acoso, como vulneración frontal a nuestros valores democráticos de libertad, de igualdad y de dignidad. Nuevamente, no son suficientes las leyes, es necesario un verdadero plan efectivo de educación en competencias y habilidades que, desde la infancia hasta la edad adulta, nos capacite como sociedad para saber canalizar la gestión de nuestros conflictos interpersonales pacíficamente, o a través de la ayuda profesional o terapéutica que sea precisa.

DDM: ¿Qué es lo que deben hacer, los padres y madres, para resolver la violencia filioparental?

No se puede generalizar, del mismo modo que no se puede dar una fórmula uniforme para aplicar el interés superior del menor, porque debe ajustarse a cada niño, niña o adolescente, a su situación, a sus circunstancias y a sus condiciones, en este contexto, es preciso también ajustar la respuesta precisa a las relaciones familiares específicas, en las que existe un evidente desequilibrio si se desata una situación de violencia filioparental: en muchos casos puede deberse a una indebida, y a menudo involuntaria, conformación paulatina de los comportamientos que se han ido soportando, descuidando o desatendiendo, ya que la falta de límites comprobada en momentos precisos deriva en actitudes de violencia en escalada, pero no hay que tomar en consideración que, otras veces, se trata de trastornos del comportamiento, exógenos (como los provocados por las adicciones a substancias estupefacientes) o endógenos (como los que traen causa de algún problema de salud mental). En cualquier caso, padres y madres deben recurrir a ayuda profesional adecuada (ya sea una mediación, una terapia psicológica o un tratamiento psiquiátrico, por ejemplo) si se han visto superados por una situación desbordada, para que se pueda reconducir la convivencia familiar pacífica y positiva.

DDM: ¿En familias separadas, la violencia filioparental se incrementa, cuales son los factores que debemos tener en cuenta?

La separación o el divorcio son experiencias que, por lo general, no se asumen con positividad, como debería hacerse, dado que es mejor la libertad personal que la condena a una relación en la que no se dé el amor correspondido, pero culturalmente nos pasa como con la muerte, no estamos preparados para asumir, con naturalidad y sin resignación, con tranquilidad y sin desazón, una situación que consideramos negativa, traumática y frustrante. En muchos casos se ve claramente, como en el refrán, que del amor al odio hay un paso, y además corto, ya que los Juzgados de familia son un laboratorio práctico de reproches, culpas y toda clase de sentimientos negativos recíprocamente lanzados entre la expareja. Y en esa coyuntura, la violencia encuentra un amplio campo de desarrollo, porque se pretende justificar o avalar con acusaciones enfrentadas, sin asumir la autorresponsabilidad sobre la propia vida y la necesidad de canalizar esos sentimientos encontrados ante una situación de recomposición de las condiciones de vida, en la que las necesidades afectivas y emocionales son las que más deberían primar. Los hijos, en estos casos, son utilizados mediante conflictos de lealtad provocados por sus progenitores, abuelos y otros parientes, e incluso allegados, desatando reacciones adversas a una adecuada recomposición pacífica de las relaciones personales.

DDM: ¿Cree que la figura del coordinador de parentalidad podría ayudar a las familias en los procesos de violencia de género o domestica?  ¿Y en qué casos?

La coordinación de parentalidad es una profesión de nuevo cuño en nuestro país, pero que tiene una dilatada trayectoria en Norteamérica, destacándose buenas prácticas, como ya ocurrió con la mediación, en sus orígenes. Las experiencias desarrolladas en los últimos tiempos han dado resultados positivos y elementos para su valoración y ajuste. Como con la mediación, de la que va de la mano, se destaca la necesidad de profesionales que puedan coadyuvar, con técnicas eficaces y ajustadas a cada caso, a sustituir relaciones enquistadas en la conflictividad permanente por una comunicación adecuada y correcta, en la que, sobre todo, salgan favorecidos los hijos menores de edad. Estamos avanzando hacia la sastrería a medida de los factores de nuestro bienestar personal y familiar. Y en este enfoque la coordinación de parentalidad, que debe aunar actitudes eficientes y aptitudes eficaces, puede ser una herramienta de enorme utilidad para familias con severas dificultades de comunicación respetuosa, pero, como la mediación, no es la panacea, ni puede plantearse como la solución generalizada y única: solo lo será en los casos en los que, efectivamente, se encuentre la colaboración y predisposición de todos los miembros de la familia, se consiga neutralizar la violencia o la confrontación recurrente con la autoridad referencia y la constatada asimilación de comportamientos positivos. En estos casos, la coordinación de parentalidad es idónea, porque no se puede enseñar, a quien no quiere aprender.

DDM: ¿Cuándo una familia va a un juzgado, estos son escuchados o en su caso son los abogados que toman la última palabra?

La importancia de conocer los propios derechos y las vías para defenderlos es capital, y debería facilitarse desde la más tierna adolescencia, para evitar la violencia y canalizar las pretensiones por las vías legales. Pero hay que tener presente que la legislación procesal sigue unos trámites en los que la controversia se deja por los particulares en los profesionales del derecho y en la administración de justicia, de modo que la normativa carece de recursos de audiencia, atención directa y gestión emocional de los sentimientos encontrados de las partes, que las ha llevado a un conflicto que no han sabido superar por sí mismas. El proceso judicial está totalmente pautado, y consiste en valorar los hechos expuestos formalmente por escrito, practicar las pruebas consideradas pertinentes, y aplicar las normas legales que se consideren adecuadas a cada caso. Por eso son los abogados los que lo gestionan y la autoridad judicial la que decide.

La relación entre los abogados y sus clientes debe ser de confianza, de asesoramiento y de lealtad profesional, pero eso no evita que el proceso judicial, basado en la confrontación de intereses, la denominada igualdad de armas y el fallo de la sentencia, suela repercutir en una evidente insatisfacción de las partes en muchos casos, por el tiempo transcurrido, por el coste económico y, sobre todo, por el desgaste emocional que supone un proceso judicial. Por eso, en materias dispositivas, esto es, que puedan acordarse y decidirse personalmente, que son la mayoría de circunstancias de nuestra vida, debe promoverse la diversidad de alternativas que provean de respuestas satisfactorias y viables a las necesidades de cada persona.

DDM: ¿Cuál es el déficit de formación de los mediadores en Derecho de Menores?

Es el mismo que se da en la generalidad de profesiones, que carecen de bases pedagógicas y sólidas sobre la debida consideración hacia la infancia y la adolescencia. Es cierto que cada vez hay mayor sensibilidad y consciencia, como ocurre, por ejemplo, en el campo de la medicina, en el que ya se habla, de un modo asequible, con el niño o la niña que debe seguir un tratamiento o someterse a una intervención, si tiene la suficiente madurez para entenderlo, sin limitarse a explicarlo a los progenitores, como antiguamente se hacía. En el ámbito jurídico aún no hemos llegado a ese estadio, salvo excepciones, y produce auténtico pavor a muchos profesionales, por falta de conocimientos y formación, la idea de tener que dar explicaciones y recibir opiniones de niños, niñas y adolescentes.

Aún hay abogados de familia que consideran inadecuada la exploración judicial de menores, afirmando que les resulta perjudicial, pretendiendo que no se dé, a pesar de que es un derecho consagrado por la Convención sobre los Derechos del Niño, que debe cumplirse con garantías. Pero cada vez hay más profesionales, como quienes integramos la Sección de Infancia y Adolescencia del Ilustre Colegio de la Abogacía de Barcelona, que defendemos que se cumpla con las adecuadas condiciones, que significa convertir los Juzgados en un lugar amable, para todos, ya que es uno de los centros esenciales de servicio público, como las comisarías, los hospitales o las escuelas.

DDM: ¿Cuáles son las líneas de actuación de los mediadores cuando tienen que abordar a menores con patologías o capacidades especiales?

La mediación debe conectarse con dos líneas: la facilitación y la derivación. Desde todos los lugares a los que lleguen conflictos interpersonales se debería articular una vía directa de derivación a la mediación, no solo en los Juzgados, en los que ya se ha iniciado el proceso, sino también previamente, desde comisarías, asociaciones de vecinos, oficinas de atención a la ciudadanía, entre otros, e incluso de profesionales de toda índole, como en los sectores de la salud, la educación o los servicios sociales, por ejemplo, hasta que consigamos que la ciudadanía llegue a considerar la mediación como una opción prioritaria en la gestión de sus controversias.

 Una vez que llega el conflicto a la persona mediadora, esta debe saber delimitarlo, objetiva y subjetivamente, y del mismo modo que debe asegurarse que se da una regla de equilibrio en la comunicación y capacidad de diálogo entre las partes, debe comprobar que no haya elementos que puedan distorsionar la facilitación hacia la efectiva adopción de acuerdos libres y viables.

 La existencia de adicciones, patologías o capacidades especiales pueden ser de toda índole, algunas pueden llegar a impedir la negociación o la asunción responsable de las propias decisiones o de los acuerdos alcanzados, y en otros casos, menos graves, podrán reequilibrarse o ponderarse si no resultan determinantes para la inviabilidad de la mediación. Del mismo modo que la mediación puede ser destino de derivación, hay muchos casos, en los que se constaten límites insalvables para la gestión del conflicto, el mediador debe saber y poder derivarlo a la vía precisa para resolverlo, sin detrimento que, una vez solucionado, se pueda seguir con la mediación.

DDM: ¿En relación a los Congresos que organiza o que participa, cuales son los temas que más les preocupa?

Hay un tema central y de común atención y preocupación por quienes aunamos el interés y el compromiso personal y profesional por los derechos de la infancia y la adolescencia, el derecho de familia y la mediación, como ámbitos en los que incide la justicia social, y es precisamente la de promover la mediación desde la niñez, no solo para formar a futuros adultos responsables, sino también para dotarle de conocimientos y habilidades para la gestión de los propios conflictos, en el ejercicio responsable de los derechos de los que son titulares, en el respeto a la coexistencia y a la convivencia pacífica en todos sus ámbitos de relación personal, y a ver reconocida su participación ciudadana, más allá de su derecho a ser oídos y escuchados, a intervenir activamente y de manera inclusiva en todos los ámbitos que son de su interés, que no son pocos.

La pandemia  ha recrudecido el escenario global de los derechos de la infancia y la adolescencia, así que toca seguir uniendo esfuerzos, en congresos, iniciativas y proyectos compartidos de diversas dimensiones, para contribuir a consolidar y reforzar, ante todo, la lucha contra la pobreza infantil, y además, los pilares de nuestro sistema social y democrático de derecho: el sistema de salud, la educación inclusiva de calidad, la justicia social y la lucha contra cualquier atisbo de violencia.

DDM: ¿En Cataluña que avances se están realizando en el campo de la mediación?

Cataluña ha destacado por ser pionera en la regulación de la mediación, no solo al aprobarse la primera ley autonómica sobre mediación familiar, a principios del año 2001, precursora de la gran cantidad de leyes autonómicas que le siguieron, sino además por sustituirla, en el año 2009, por otra ley más avanzada, dirigida a conflictos de derecho privado, más allá de los familiares, en el marco de las competencias propias de la Comunidad Autónoma.

 Se ha avanzado en mediación comunitaria, en organizaciones de salud, en asociaciones y fundaciones, en el sector de la educación, entre otros ámbitos. Destaca la mejora paulatina de los protocolos de derivación judicial y de la colaboración entre el Centro de Mediación de Cataluña y los colegios profesionales.

 Es impresionante la cantidad de cursos que se ofrecen y la de servicios que se desarrollan, pero es también cierto que seguimos sin conseguir una implantación consistente y determinante, en el deseable objetivo de que la ciudadanía se dirija de manera natural y habitual a la mediación con conocimiento y convicción. Por eso, la última reforma del Código civil de Cataluña, durante este año 2020, ha sido la de establecer una sesión informativa previa a la incoación de procesos judiciales de familia, al efecto de conseguir que las partes, que pueden acudir a esa sesión asistidas por sus abogados, conozcan las características, los principios y la dinámica de la mediación, y valoren, de forma totalmente voluntaria, si desean seguir un procedimiento de mediación para gestionar su controversia.

 DDM: Comienza la nueva edición del: Máster en Derecho de Familia e Infancia de la Universidad de Barcelona,  que dirige  con tanto éxito. ¿Cuáles son las salidas laborales?

El Master en Derecho de Familia e Infancia de la Universidad de Barcelona (http://www.ub.edu/masterfamilia) celebra este curso su vigesimotercera edición, y en estos veintitrés años he podido compartir, con mucha satisfacción y vocación, la destacada labor profesional y compromiso personal de nuestros/as egresados/as en temas de infancia, adolescencia y familias, de modo que podemos afirmar que es un título superior que ofrece una formación multidisciplinar y rigurosa, impartida por un equipo docente de lujo, porque es la selección de quienes han sido paulatinamente escogidos como excelentes y hemos ido incorporando a quienes nos ha pedido nuestro alumnado, con el agradecimiento a la respuesta siempre positiva que hemos recibido al ofrecimiento de incorporarse a nuestro claustro, para poder afirmar que no solo es el master pionero en el estado español en esta materia, sino el que recibe un destacado reconocimiento de prestigio internacional.

 Casi la mitad de mi vida la he dedicado a este master, así que lo considero una parte importante de mi trayectoria no solo universitaria, sino vital, porque de allí ha surgido el equipo global de defensores por los derechos de la infancia y la adolescencia que seguimos en contacto, desde diversos puntos del planeta.

Me emociona muchísimo comprobar como esta formación ha ayudado profesionalmente a nuestro alumnado, y poder compartir esos logros desde una colaboración permanente en unos objetivos tan loables y que nos aportan tanto. Lo cierto es que ya estamos en período de preinscripción y matrícula y, aunque este curso comenzaremos a finales de octubre, con una modalidad mixta, en la que muy pocos podrán seguir la clase presencial, por cuestiones de seguridad, y la gran mayoría lo deberá seguir totalmente en línea, estamos muy contentos con la respuesta que hemos recibido, con solicitudes de muchísimos países y desde personas tituladas, no solo en derecho, sino en muchas otras disciplinas académicas, porque estamos convencidos que solo de manera interdisciplinar podemos alcanzar los mejores resultados en este ámbito.

Este curso, cada persona inscrita recibirá el libro actualizado que hemos editado como material de base para las clases y contaremos con una atención personalizada, por lo que las plazas seguirán siendo limitadas, para poder garantizar la calidad y el adecuado seguimiento de cada proyecto personal.

 DDM:  Durante el confinamiento ha escrito un nuevo libro, “No hay Derecho, nociones básicas y prácticas para entender la Ley y defender tus derechos”. ¿Nos puede resumir el espíritu y Objetivos?

Este libro era un sueño que tenía desde que empecé a impartir clases en la Universidad, convencido de que los derechos deberían conocerse mejor por la ciudadanía, e incluso por jóvenes y adolescentes, para poder defenderlos y exigirlos con conocimiento de causa. Mis primeras clases, sobre todo a estudiantes de trabajo social o de investigación privada, iban en esa dirección, intentando transmitirles interés por lo que considero sinceramente les va a resultar tan útil personalmente como profesionalmente, igual que la mediación.

Siempre he intentado unir conceptos con ejemplos, casos y situaciones cercanas, para facilitar un mejor aprendizaje. Siempre iba con apuntes que cada año retocaba, adaptaba y actualizaba, pensando que, cuando tuviese tiempo, me pondría a ordenarlos y a escribir una obra para el público en general, muy distinta a los libros que publicamos los juristas y profesores universitarios. La editorial Atelier, que lleva una línea definida en este sentido, con temas de interés general, como las herencias o las comunidades de propietarios, se interesó por la idea y me facilitó la posibilidad de su publicación, así que, con el desvelo y el confinamiento obligatorio, con todos los congresos y viajes suspendidos, y las clases en línea, me propuse dedicar esos días a ver cumplido ese sueño que no es otro que el de ofrecer nociones básicas y claras de conceptos jurídicos que resultan confusos y muy desconocidos para la población.

Un día un médico me pidió que le resolviera dudas que tenía sobre la diferencia entre un decreto y una ley, o a qué correspondían los diferentes juzgados que existen, y después de mis explicaciones, tras felicitarme por las explicaciones, me preguntó que por qué no se explicaba algo tan fácil a la ciudadanía.

La verdad que mi hermano mayor, que no es jurista, me ha ayudado en la revisión y comprobación de que fuera inteligible y de fácil lectura, así que él también ha dedicado su tiempo, durante un período de convalecencia, a leerlo antes de su edición, por lo que, por esa y muchas razones, se lo he dedicado, esperando que todos los hermanos, somos seis, podamos volver a hacer alguna excursión, en cuanto sea posible, porque nos reímos mucho y lo pasamos muy bien. Y para mí, el mejor regalo es el afecto que recibo, por mi familia consanguínea y mi familia de amistades, que es impresionante.

 DDM:  ¿Dónde se puede comprar los libros y manuales que ha escrito?

Pues este año hemos aprovechado al máximo el tiempo, este libro (¡No hay Derecho! Nociones básicas y prácticas para entender la ley y defender tus derechos), puede adquirirse, directamente en la editorial Atelier, con descuento: https://www.atelierlibros.es/libros/no-hay-derecho/9788418244155/

También el libro del equipo del máster, sobre Derecho de la Persona y la Familia, completo y actualizado (son 28 autores), está en esta editorial: https://www.atelierlibros.es/libros/derecho-de-la-persona-y-la-familia/9788418244100/

En la editorial Wolters Kluwer hemos editado un compendio de ponencias del último Congreso Mundial por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia, que celebramos en Málaga, que también puede encargarse por Internet: https://tienda.wolterskluwer.es/p/por-los-derechos-de-la-infancia-y-de-la-adolescencia

Hay una recopilación de ponencias, de acceso gratuito, gracias a la colaboración de esta editorial con nuestra Asociación para la Defensa de los Derechos de la Infancia y la Adolescencia (ADDIA) y la Fundación General de la Universidad de Málaga, que puede descargarse sin coste: https://tienda.wolterskluwer.es/p/viii-congreso-mundial-por-los-derechos-de-la-infancia-y-la-adolescencia

La editorial Huygens nos ha publicado un libro colectivo sobre la violencia contra niños, niñas y adolescentes en colectivos vulnerables, que pudimos escribir gracias a la colaboración entre el Master en Derecho de Familia e Infancia de la Universidad de Barcelona, ADDIA y la Pontificia Universidad Católica del Perú, que puede encargarse ya en la editorial:

Y en estos momentos, se encuentra en prensa, en esta misma editorial, una obra colectiva que me hace muchísima ilusión desvelar: Un libro escrito por una treintena de profesores/as de todo el mundo, especialistas en derechos humanos, en la que cada cual ha elegido una película y la ha comentado en clave de promoción y defensa de los derechos de la infancia y la adolescencia, por lo que hay películas de cine que van desde las más antiguas, del año 1948, a las más recientes, y que va a salir en breve. Nuestra idea será darle la máxima difusión y ofrecerla a quien pueda interesarle, así que seguiremos informando

Muchas Gracias.

Muchas gracias a vosotros, a Diario de Mediación, por ser tan amables y acompañarnos en esta alianza global. Ya sabéis que me tenéis a vuestra entera disposición y de quien se sume, si no lo ha hecho ya, a esta plataforma de defensores/as por los derechos de la infancia y la adolescencia. Tenemos mucho por hacer, por compartir y por lograr. Un abrazo.

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