Javier Alés es un mediador muy activo en redes sociales en la cual se describe como: Druida, Socio Cirineo Abogados, Profesor Universidad Loyola y Embajador de Paz, es director del  Foro Internacional de Mediadores Profesionales. Pero queremos conocer su faceta como escritor, desde sus inicios hasta la presentación este año de Relatos de Mediación.

Diario de Mediación: Lo primero para nuestros lectores, nos gustaría saber quién es y cómo se define Javier Alés

Javier Alés Sioli:  Es difícil hablar de uno mismo, pero quizás lo mejor sea simplemente decir que soy un profesor, abogado de origen, en continua búsqueda de la felicidad, que encontró su camino cuando en la Exposición Universal de Sevilla, hizo de negociador entre las distintas naciones y pabellones que durante 6 meses convivieron en mi ciudad. Esta experiencia hace que 28 años después pueda decir que me apasiona mi profesión de destino: mediador y que “ostento” el título más preciado, el de “feliciólogo”, como reza en todos mis perfiles de las redes sociales.

DDM: Y empezamos por el final: ¿Cómo está viviendo esta Pandemia?

JAS: De la noche a la mañana nos levantamos y nos dimos cuenta que se había parado el mundo, así como suena. Que estábamos confinados, junto a aquellos que nos había correspondido en suerte (tengo vecinos estudiantes que a partir de ese momento no pudieron abandonar la ciudad; padres, madres e hijos que ya solo se hablarían por Skype; novios separados por el azar…) y comenzamos un periodo para resetear nuestras vidas.

Comenzamos a valorar las relaciones humanas, a practicar la tan mencionada “resiliencia”, a entender que no es tan importante acariciar una pantalla de móvil, cuando podemos acariciar a las personas.

Eso hizo que iniciáramos nuestro particular “regreso al futuro” y no hablo ya solo del teletrabajo que tanto se menciona, sino de pensar en proyectos, ideas, quizás aparcadas y que salen a la luz porque solo tenemos una vida y buscamos (yo también lo hice) cómo ser mejores y ampliar nuestros horizontes.

Uno de estos proyectos fue sacar una revista escrita por mediadores de 15 países distintos, con los valores humanos, que entendíamos van a salir de nuestros armarios cuando estemos en la llamada “nueva normalidad”.

DDM: ¿podemos decir que siempre le gustó escribir?

JAS: Totalmente. Como profesor de distintas materias en el mundo del derecho, pero sobre todo de Mediación, pienso que estoy en esa edad, después de miles de alumnos que pasaron por mis clases, en la que debo “devolver a los demás” lo mucho que ellos me han enseñado.

Fíjese que mi primer libro lo escribí siendo profesor de Derecho en la extinta Escuela de Trabajo Social de Sevilla. Era un manual de apuntes para los alumnos, en el año 1986, y desde entonces he redactado varios manuales, libros de texto, ensayos y muchísimas colaboraciones en libros colectivos de todo tipo.

DDM: Pensemos en esos primeros libros que han llevado a que en este mes de mayo haya escrito el último “Relatos de Mediación”.

JAS: No sé si ocurrirá con la mayoría de los escritores, pero todo es resultado de la evolución personal a lo largo de la vida. 

Mis inicios como profesor en la Escuela de Trabajo Social me llevaron a publicar “Curso de fundamentos de derecho para el trabajo social” y también en los años 90 “Derecho y Trabajo Social”. Los distintos capítulos reflejaban aquellas materias del ámbito jurídico, que un alumno universitario que se formaba para ser trabajador social, necesitaba conocer relacionados con los servicios sociales especializados, comunitarios y sus ámbitos de intervención en familia, menores, drogadicción, personas mayores, capacidad diferenciada, etc.

Luego tuve que “empaparme” en para el proyecto “La Constitución Española de 1978: un análisis desde la Universidad” en el año 2002. A todos mis alumnos en aquella época les inculcaba la importancia del ámbito jurídico en su formación, pero también la importancia de analizar en profundidad la norma que ocupa la cúspide de nuestro ordenamiento y sobre todo la política de acción social que surge de su articulado.

DDM: Y entendemos que pronto aterrizo definitivamente en el mundo de la mediación para quedarse ¿no?

JAS: Efectivamente, no solo la experiencia que antes conté de la Expo-92 me sirvió para enamorarme de lo que entonces se llamaba simplemente negociación asistida y que con el paso del tiempo se convertiría en lo que hoy llamamos mediación, sino que desde prácticamente finales de los 90 hasta el año 2000, ya dedique todo mi esfuerzo, personal, profesional y científico al mundo de la mediación y la gestión de conflictos. Y en este periodo aparecen libros para mí tan importantes como el “Compendio legislativo de mediación Familiar”, para recopilar las numerosas leyes que fueron surgiendo en el ámbito de la Mediación Familiar en las distintas Comunidades Autónomas. Después en el año 2005 surgió “La mediación familiar: teoría, análisis y regulación en España”; y los dos libros que han marcado más a las generaciones de mediadores que han surgido de las aulas de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y últimamente de la Universidad Loyola Andalucía: “La magia de la mediación”(2010), “Manual práctico para mediadores y El misterio de la mediación” (2016), ambos en coautoría con mi compañero Juan Diego Mata.

 

DDM: ¿Puede hablarnos un poco más de estos últimos?

JAS: Si. Evidentemente creo que han marcado una época porque tanto uno como otro son producto ya de una etapa de madurez profesional, donde una profesión evidentemente en auge como es la nuestra, necesitaba de una mayor “perspectiva” para cambiar la cultura del conflicto, por la llamada cultura del acuerdo y desde un punto de vista que creo han olvidado mucho las escuelas y modelos de mediación: LA CREATIVIDAD.

Creo que es la principal cualidad que debe tener un mediador y más cuando sabemos que quien acude a nosotros para que les ayudemos a gestionar su conflicto, se encuentra entre “la espada y la pared” y somos nosotros los que debemos ver y ponerlos en una situación donde se encuentren ante una “ventana” de esperanza. Por eso desde la Escuela Sevillana de Mediación, creada para formar mediadores en estas entidades académicas que he mencionado, hemos potenciado por encima de todo la cualidades y habilidades de nuestros mediadores, algo que nos lleva en la actualidad a hablar de lo que denominamos “la marca personal del mediador” como la baza más importante para adentrarnos en esta profesión. Ahí radica “la magia” de nuestra formación”

DDM: Por último para terminar esta entrevista nos gustaría que nos dejara algún titular para el lector.

JAS: Más que un titular yo animaría a quien quisiera conocer las experiencias de un mediador a que leyera el último libro, surgido de este confinamiento que hemos vivido que se llama “Relatos de Mediación” (Amazon Mayo 2020). Un libro que acabo de publicar en el que en forma de “sueños” voy detallando como podemos ver la mediación en cuestiones tan simples y creativas como al cocinar, al pintar un cuadro, al coger una caja de herramientas o… al hacer una fotografía. Cuando te sientes mediador y no solo has aprendido, sino que has “aprehendido” esta profesión, eres capaz de aprender de cualquier detalle, de cualquier situación y en este manual, hablo de las cosas que han llevado a un simple negociador, a convertirse en un mediador. Además gracias a este simple manual de “sueños”, el Foro Internacional de Mediadores Profesionales que tengo la suerte de dirigir desde la Universidad Loyola, ha llegado a 27 países del mundo, por lo cual mi titular sería “Un minuto hablando con un mediador puede resolver toda una vida”