Josemi Valle, Inteligencia Social y Mediación. «Existencias al unísono»

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Josemi Valle, Inteligencia Social y Mediación.

Josemi Valle se licenció en Filosofía y Ciencias de la Educación en la Universidad de Salamanca y pertenece al equipo de docencia de la Escuela Sevillana de Mediación. Es profesor del Experto en Mediación y Gestión de Conflictos de la Universidad Loyola Andalucía, y del Curso de Especialista en Mediación de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla. Imparte cursos y talleres relacionados con la inteligencia social.

Josemi Valle ha escrito varios libros de Filosofía y Educación. Actualmente se encuentra inmerso en uno de sus grandes obras la Trilogía «Existencias al unísono», de la cual ya ha publicado dos ensayos. Además, Josemi es autor del blog Espacio Suma No Cero, donde escribe sobre temas de inteligencia social y sentimental.

Desde Diario de Mediación hemos querido hacerle una entrevista, coincidiendo con la presentación de su segundo libro, para conocer en más detalle sobre su trilogía y la relación que tiene con la Mediación. 


¿Cuál es el origen de la Trilogía «Existencias al Unísono»?

Si fuera honesto con mi respuesta, te diría que no lo sé. No tengo ni la más remota idea. Si prescindo de honestidad intelectual, podría responderte de muchas maneras, todas ellas absolutamente contaminadas de desviación retrospectiva. La desviación retrospectiva es un sesgo que nos empuja a analizar el pasado utilizando información del presente, pero que era del todo inexistente entonces. Correré el riesgo.

Hace tres años di una conferencia en las Jornadas de Mediación de la universidad Pablo de Olavide titulada «O cooperamos o nos haremos daño». Una de las tesis que defendí allí es que el gentilicio de cualquier persona que habite el planeta Tierra es «Nosotros».

Ahí nació el título del ensayo que inaugura la trilogía: «La capital del mundo es nosotros», que publiqué el año pasado. Se trata de un estudio de la interdependencia y las formas de articularla en el paisaje social, la necesidad de encontrar criterios para orquestar los espacios, recursos e intereses que compartimos con los demás y que los demás comparten con nosotros. Llevaba un tiempo investigando la irradiación del otro en nuestro entramado afectivo y decidí que quizá había llegado el momento de ordenar todo el magma que burbujeaba en el interior de mi cabeza. Pero, antes de escribir este ensayo de ética política mi propósito era redactar una biografía del músico italiano Franco Battiato. ¿Qué ocurrió para que en vez de escribir un ensayo musical me pusiera con uno de inteligencia social? La única respuesta decente que puedo formular es que, además de no saberlo, si quieres que Dios se parta de la risa cuéntale tus planes.

Este año has presentado el segundo ensayo de la Trilogía titulado «La razón también tiene sentimientos», en el cuál hablas de valores, humanidad, ética y convivencia.

Así es. Cuando estaba metido de lleno con la redacción de «La capital del mundo es nosotros» me di cuenta de que era un libro que se ramificaba en exceso. Había demasiados vericuetos temáticos que disolvían su esencia. En su primera versión era un libro tres o cuatro veces más extenso. Así que le apliqué una severa dieta de adelgazamiento y lo convertí en lo que es ahora. Un libro delgado que no tiene nada de grasa. Decidí que era preferible dedicar sus páginas solo a la magnitud social. Entonces advertí que tendría que escribir otro sobre el orbe sentimental, y un tercero sobre el diálogo, la única forma que tenemos las personas de poder comprendernos en la capital del mundo, que es Nosotros.

Es decir, para escrutar bien nuestra condición de existencias al unísono necesitaba explicar la interdependencia (ética política), la construcción de nuestra afectividad (ética sentimental) y el ecosistema del diálogo en el que la palabra educada y respetuosa se despliega sobre sí misma para compatibilizar la discrepancia con el otro (ética discursiva).

Al final, los tres libros son el mismo libro siendo libros distintos. «En La razón también tiene sentimientos» defiendo la tesis de que sabemos cómo sentimos, y que una vez que lo sabemos, podemos elegir qué sentir. Dicho de otra manera. Podemos aprovechar nuestra tecnología sentimental para elegir sentir de un modo que convierta la convivencia en un espacio que nos plenifique y saque filo a nuestra dignidad. Esta labor no es psicológica. Es una labor ética.

Eres Licenciado en Filosofía y Cien­cias de la Educación, ¿Por qué Mediación? 

Tampoco lo sé. Las cosas pasan y las cosas ocurren. Sobre las que pasan disponemos de cierta soberanía, pero sobre las que ocurren, no. La inercia de intentar narrarnos congruentemente, hilvanar fabulaciones para historiarnos de un modo comprensible, hace que construyamos relatos que vete tú a saber qué tienen de cierto.

Empiezo a sospechar que, aunque lo ignoremos por completo, en la autobiografía en la que descansan nuestros recuerdos hay más elementos apócrifos que reales. Eso sí. Hace ya unos cuantos años Javier Alés, director de la Escuela Sevillana de Mediación y Director del Máster de Mediación de la universidad Loyola Andalucía, se fijó en mi escritura y en mis textos. Desde aquel ya lejano día formo parte de su equipo de docencia. Le estoy muy agradecido.

Sabemos que estás preparando la tercera y última parte de la trilogía para el próximo año ¿Podrías darnos unas pequeñas pinceladas de lo que va a tratar?

Ya lo he comentado anteriormente. No quiero profetizar demasiado porque hacer predicciones es uno de los ejercicios que más nos gusta a los seres humanos, y sin embargo es uno de los que ofrece resultados más desastrosos. Me he comprometido a que en 2018 completaré la trilogía con el ensayo «El triunfo de la inteligencia sobre la fuerza». Una ética del diálogo. 

Quiero argumentar que el diálogo no es solo una estructura de la razón comunicativa que lo eleva sobre su condición de mera herramienta, sino una predisposición ética que despierta ciertos elementos del aparataje sentimental imprescindibles para poder comprendernos lo unos a los otros. Empezaré a escribirlo en breve, si antes no me muero de un ataque de fatiga. Además necesito estar ocioso para poder pensar bien. Es muy inusual que un cerebro demasiado ocupado alumbre pensamientos interesantes.

Como docente en Mediación y Resolución de Conflictos, ¿Cuál es el perfil de los alumnos que demandan mediación?

Tampoco lo sé. No sé muy bien cómo identificarme yo como para hacer ese ejercicio con los demás. Me resulta muy osado. Lo que sí sé es que los muchos alumnos con los que yo he compartido clases estos últimos años son personas apasionadas y entusiasmadas con la disciplina. También que a lo largo del curso sufren una «metamorfosis» provocada por la propia Mediación. Me enorgullece formar parte de esa transformación personal. Ellos también me transforman a mí. Y me enseñan mucho. Creo que soy lo suficientemente permeable y reflexivo para aprender con lo que me enseñan. 

¿Qué te gustaría conseguir con esta Trilogía?

Esta pregunta sí puedo contestarla bien. La Trilogía persigue dos cosas.

  1. Que tomemos conciencia de la suerte que tenemos de ser seres humanos. Nuestra quintaesencia es que podemos elegir con qué fines dirigir nuestra vida. Somos autónomos. Gracias a esa autonomía el ser humano puede elegir ser el ser que quiera ser. Estamos inmersos en esa tarea reciente, porque el ser humano que al parecer queremos ser es un hallazgo apenas inaugurado. Creo que esta idea queda muy clara en el último capítulo de «Los sentimientos también tienen razón», titulado Lo más radicalmente humano.
  2. Que la gente que yo quiero me quiera. Todo lo que hacemos los seres humanos persigue como último fin la recolección de afecto y cariño. Ese afecto y ese cariño provienen de los demás. Muchos todavía no lo saben. Quizá la trilogía logre que los más despistados caigan en la cuenta. 

¿Quieres hacerte con la Trilogía de Josemi Valle?

 

 

 

 

 

 

 

Si quieres contactar con Josemi Valle puedes hacerlo en: espaciosumanocero@gmail.com