No cabe duda de que estamos viviendo unos tiempos recios, y que los profesionales buscamos estar actualizados y al día en formación e innovación, con el objetivo de ofrecer a la sociedad en la que vivimos soluciones, medios, alternativas técnicas para avanzar y progresar, siempre en beneficio de un mundo mejor, con una sociedad en la que se preserva una salud mental serena y equilibrada.

Esta pandemia, con su experiencia de confinamiento de tanto calado emocional, está creando situaciones complicadas de tinte afectivo, social, económico y jurídico, con profundas implicaciones en el desarrollo psicoevolutivo e instrumental de nuestros menores. Niños y niñas que sufren las consecuencias de las desavenencias de sus padres, ante la dificultad de estos de llegar a acuerdos maduros y que privilegien el bienestar de los hijos por encima de sus necesidades poco reflexivas o impregnadas por ímpetus personales, como la dificultad de la elaboración del duelo por la pérdida del matrimonio  o la compañía diaria de los hijos,  que no dejan ver más allá del momento puntual y que hacen del conflicto, del litigio y la judicialización, un modo de vida y comportamiento.

La figura del Coordinador de Parentalidad creada y sostenida desde el bagaje académico universitario y el empeño y experiencia profesional profunda, con el convencimiento de poderla empoderar en nuestro sistema social y judicial, subraya en su ideario buscar el bienestar emocional de los menores, posibilitando su desarrollo íntegro desde el compromiso real de sus padres inmersos en el litigio y la sentencia.

Hoy más que nunca toma fuerza la promoción del diálogo, el consenso, la mejora de la comunicación el ofrecimiento y entrenamiento de nuevas estrategias y habilidades para resolver el conflicto y la controversia. Asimismo, va a tener lugar la reinstauración de la interacción de los menores con diferentes miembros del sistema familiar, que con este período de distanciamiento ha podido desarrollarse la ruptura emocional mediante la interferencia parental, bien con el otro progenitor o con figuras allegadas.

En definitiva el Coordinador de Parentalidad persigue, desde la Psicología, el Derecho y las Ciencias Sociales, con sus habilidades y técnicas, y siempre desde la rigurosidad de la metodología, el conocimiento exhaustivo  y desde el diseño único en cada caso, en cada familia, consolidar mediante su papel el equilibrio y el sentido común, para que los hijos e hijas, parte silente del conflicto, queden indemnes ante la ruptura conyugal de los progenitores, y con un nuevo orden familiar establecido, se garantice su tránsito a la juventud y a la adultez en las mejores condiciones posibles.

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 CRISTINA EQUIZA

Psicóloga Clínica y Jurídica

Coordinadora de Parentalidad

Profesora de Escuela de Mediacion

 

www.cristinaequiza.es