Jean Schmitz, Director del Experto Universitario en Prácticas Restaurativas, nos hace una valiosa reflexión, sobre la necesidad de crear espacios virtuales, para continuar con el trabajo, porque el COVID19 no ha creado distancia social, lo que ha creado es distancia física. Desde Escuela de Mediacion y RAC, nuestro agradecimiento a todos los expertos que nos están haciendo llegar sus artículos.

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PRÁCTICAS RESTAURATIVAS:

Del círculo restaurativo presencial al círculo restaurativo virtual

Desde la pandemia del COVID-19, las medidas obligatorias de distanciamiento social y de confinamiento nos imposibilitan implementar, hasta nuevo aviso, círculos restaurativos de manera presencial. En otras palabras, ya no es posible juntarnos de 10 a 25 personas como antes, codo a codo en un círculo, observando nuestros rostros y gestos y las múltiples emociones que brotan de ellos; ya no está  permitido aproximarnos para dialogar, escucharnos y debatir en grupo sobre uno u otro tema de interés, o para tratar un asunto o una cuestión que nos afecta como agrupación o  para abordar y resolver un problema o un conflicto que nos perjudica como comunidad. Debido al el riesgo de contagio, los encuentros grupales ya no están permitidos.

El COVID-19, este microorganismo potente e invisible, hasta hace poco desconocido por el mundo científico, nos ha forzado a separarnos físicamente uno del otro, a cortar bruscamente nuestro agrupamiento social, a alejarnos de lo que habitualmente nos acercaba, el círculo, este espacio sagrado en el cual desarrollábamos un sentido profundo de comunidad.

¿Cómo afecta el covid a las practicas restaurativas?

El COVID-19 es un “bicho” más bien extraño e irónico que tiene poderes antagónicos pues por un lado nos ha presionado a distanciarnos  para protegernos de él y por otro, nos ha impulsado a querer conectarnos y relacionarnos más que nunca con el mundo, los familiares, los seres queridos, los colegas, las amistades, los vecinos y vecinas. Estamos atraídos y preocupados de saber ¿cómo están?, ¿cómo se sienten?, ¿cómo lo llevan aquí y allá?, cuando en tiempo normal no teníamos tanto esa necesidad. Del aislamiento provocado por este letal microbio ha surgido un sorpresivo impulso y emocionante deseo de querer comunicarse y relacionarse con el exterior. Este virus si bien tiene el dominio de matarnos tiene también la gran capacidad de volver a conectarnos relacionarnos. Se dice que de un desastre o crisis suelen nacer oportunidades y aprendizajes.

Como facilitador de círculos restaurativos, desde mi confinamiento, me sentí en su inicio muy frustrado y perplejo por el hecho que todas las agrupaciones fueron totalmente prohibidas. Me resistía en imaginarme facilitando virtualmente círculos restaurativos. Me parecía como raro, artificial y desafecto hasta que repentinamente una organización me ofreció la posibilidad de facilitar uno través de una plataforma para una docena de profesionales del ámbito educativo, interesados en implementar y facilitar círculos restaurativos virtuales de contención emocional a sus colegas. Recordé con alegría que unos años antes había formado algunos de ellos en esta temática. Por ello, me veía preso de mi propio trabajo pues no podía refutar una solicitud surgida de una semilla que había sembrado unos años anteriores. Así que acepté la propuesta, con cierta excitación e incertidumbre, informándoles antes que sería el primer círculo restaurativo virtual que facilitaría. A pesar de ello, insistieron que lo hiciera, afirmando que confiaban en mí, mientras que yo, dentro de mí mismo, sentía inseguridad y nerviosismo. Afortunadamente, tenía unos días para prepararme y buscar información al respecto pues iba por primera vez a lanzarme en el mundo de la virtualidad restaurativa.

 

Como caído del cielo de una manera inesperada, unos días antes, un compañero me reenvió a mi correo un breve artículo[1] dando algunas orientaciones para facilitar un círculo restaurativo virtual sobre contención emocional. Me sentí de golpe aliviado y más tranquilo al descubrir que la autora de dicho documento era nada menos que la reconocida facilitadora estadounidense, Kay Pranis. 

En su breve y concreto artículo titulado “Círculos de apoyo en línea como respuesta al distanciamiento físico”, Kay Pranis indicaba los pasos a seguir, proponiendo una lista bastante extensa  de preguntas que se podían plantear en el transcurso del círculo. Adjunto su artículo.

He aquí algunos aspectos que recalco del artículo de Kay Pranis, a los cuáles he agregado unas notas personales que me han servido para desarrollar mi primer círculo restaurativo virtual.

  • Para comenzar, se da la bienvenida transmitiendo un sentido de hospitalidad y de honra a los que están presentes.
  • Clarificar como funciona los procesos de círculos y el orden acordado para hablar.

– El Proceso de círculo depende mucho del uso del objeto de diálogo. En un espacio físico, el objeto de diálogo pasa de una persona en persona hasta terminar la ronda en el círculo. Los participantes hablan solamente cuando tienen el objeto de diálogo en sus manos, todas las demás personas escuchan sin interrumpir a el que habla. Nadie está obligado u obligada a Un participante puede pasar el objeto de diálogo a la siguiente persona sin hablar si así lo desea. El objeto de diálogo crea orden, asegura que cada persona tenga la oportunidad de hablar, distribuye el poder alrededor del grupo, permite la reflexión, ofrece la oportunidad para el silencio igual que las palabras y valida la importancia de la presencia de cada participante. La estructura del objeto de diálogo crea un ambiente de profundo respeto y escucha atenta.

Los círculos en línea son más efectivos cuando se reproduce la función del objeto de diálogo: solamente habla una persona a la vez y no se le interrumpe. Esto se puede lograr al establecer un orden para hablar al comienzo del círculo que incluye a todos los participantes en el grupo. Se sigue el orden establecido estrictamente en lo que dure el círculo. Puede ser de ayuda tener un o una co-facilitador/ co-facilitadora quien mantiene el registro del orden acordado y les recuerda a los participantes cuando llega su turno. Si lo desea, cada participante puede tener un objeto de diálogo el cual sostiene cuando le toca hablar, mostrándolo a la cámara. Se les puede pedir que compartan la historia de su objeto de diálogo o quizá como fue la primera vez que lo usaron en el círculo. Así como en los círculos con presencia física, siempre está bien pasar sin hablar o sostenerlo en silencio unos momentos antes de pasar la palabra a la siguiente persona.

– Dos tipos de círculos:

(1) secuencial: esperamos que todas las personas respondan a la pregunta; según el listado de participantes acordado, responde el primero o la primera hasta acabar con la lista. Sin embargo, siempre hay la posibilidad de responder “paso”.

(2) No secuencial: responden solo las personas que desean responder. Según la plataforma, hay una herramienta para pedir su turno (levanta la mano).

– Objetivo y normas / pautas que se usan normalmente para el proceso de círculo con las instrucciones específicas para el uso de la tecnología online:

(1) Un círculo es un espacio sano y seguro donde cada persona tiene voz (puede expresar lo que siente, conocimientos, experiencias, ideas, sugestiones…).

(2) Hablar y escuchar con respeto; hablar y escuchar desde el corazón; cada participante puede tomarse el tiempo que necesita para hablar, siempre con la consideración hacia las necesidades de las demás personas; honrar la privacidad / confidencialidad: la información personal que se comparte en el círculo se queda en el círculo; cuando no nos toca hablar, apagamos nuestro micro y lo volvemos a encender cuando toca nuestro turno. Si hay muchas personas que participen en el círculo (más de 10), apagar también su vídeo, salvo que la plataforma y la banda ancha de internet permite ver a todos las personas que integran el círculo.

  • Se puede realizar una pequeña actividad de tipo ceremonial o “de calentamiento”. Por ejemplo: une pequeña lectura inspiradora; leer unas citas reflexivas; ejercicios de respiración profunda, escuchar alguna música de meditación durante unos dos minutos u otras pequeñas actividades creativas. Estas son guiadas por el facilitador o la facilitadora del círculo. El objetivo de esta ceremonia de apertura es crear y promover serenidad, paz, relajación del cuerpo y de la mente.
  • Si las personas que participan en la sesión de círculo no se conocen, el primer círculo debe ser de presentación: Mi nombre es…. soy…. en la ciudad de…
  • Segunda ronda de círculo para saber cómo se sienten: El facilitador o facilitadora puede hacer esta pregunta: ¿cómo se han estado sintiendo durante estos días, y cómo se están sintiendo ahora?
  • Para fortalecer el ambiente de profundo respeto, se puede realizar un círculo sobre los valores que los participantes estiman importantes para crear un sentido de grupo, de comunidad, por ejemplo: ¿Hay algún valor en particular que está tratando de integrar en su vida en este momento?
  • Como facilitador o facilitadora del círculo virtual, escoja cuatro de las preguntas en el listado de abajo según las circunstancias y luego decida en qué orden lógico quiere presentar estas preguntas, y según cada una de ellas si son de tipo secuencial o no secuencial. De manera general, el número de preguntas de­pende del tiempo que tenemos disponible, del número de participantes en el círculo y de la profundidad de lo que se vaya compartiendo. No se puede predecir con exactitud cuánto tiempo durará cada ronda, por lo tanto, es importante mantenerse flexible y adaptarse a lo que sucede en el momento del círculo. A veces hay necesidad de agregar una pregunta, o eliminar una que estaba planificada…
  • Es importante que el mismo facilitador o facilitadora responda también a sus propias preguntas pues en el círculo, todas las personas son iguales; no hay uno o una más importante que otros u otras. A veces, cuando la pregunta es sensible o que puede generar cierta confusión o excitación, el facilitador o facilitadora puede empezar primero a responder a su propia pregunta antes de pasar la palabra a otro u otra.

 

Preguntas de prácticas restaurativas por Kay Pranis

Listado de preguntas adaptado a una propuesta de preguntas hechas por Kay Pranis (no hay ningún orden establecido en este listado).

-¿Con quién puede usted hablar sobre sus ansiedades y preocupaciones? ¿Por qué esta(s) persona(s) en especial?

-¿Qué le da esperanza?

-¿Tiene alguna práctica personal para evitar o interrumpir los pensamientos de desesperanza o ansiedad?

-¿Qué significa este momento para usted?

-¿Cómo se manifiesta la ansiedad en usted – en cuerpo, mente, espíritu, corazón?

-En esta “nueva realidad”, ¿por qué o por quien está agradecido o agradecida?

-¿Cuál es su miedo más grande? ¿Dónde se presenta ese miedo en su cuerpo?

-¿Cuáles son algunas de sus prácticas personales que alimentan esos miedos?

-¿Qué está haciendo usted para apoyar a otra(s) persona(s) en este tiempo?

-¿Cuál es el regalo o el don de este momento?

-¿Qué le está reconfortando en estos momentos?

-¿Cuál es una fuente de fuerza para usted en este momento?

-¿Cuáles son las formas que usted está descubriendo o redescubriendo para conectarse o relacionarse en estos tiempos?

-¿Cómo está usando actualmente este tiempo de confinamiento? ¿Cuál es la oportunidad para crecer personal o profesionalmente en estos tiempos?

-¿Quién es un modelo para seguir para usted en esta situación?

-¿Qué le ayuda a recordar el hecho de que nunca está solo o sola?

-¿Hay algo que le gustaría soltar y dejar ir en el centro de nuestro círculo?

-¿Cuál es su música preferida para levantar su espíritu?

-¿Quién desea compartir una experiencia bonita que le ha sucedido en estos días de confinamiento?

-¿Qué ha sido lo más difícil en estos tiempos?

-¿Cuál es el aspecto más difícil para usted de esta situación?

-¿Qué le hace reír aun en tiempos difíciles? (película, programa de televisión, etc.)

-¿Qué impacto está teniendo esta situación en sus relaciones familiares, amistades?

-¿Cuál es una cosa positiva que puede usted hacer por usted mismo durante la próxima semana?

-¿Cómo nos podemos apoyar mutuamente para pasar este tiempo difícil?

-¿Qué le enorgullece de su propia respuesta en este tiempo difícil?

-¿Qué aprendizajes podemos sacar de la experiencia por la cual estamos atravesando?

  • Siempre el facilitador o la facilitadora tiene que usar una o más preguntas positivas después de darle a las personas participantes la oportunidad de hablar de miedos, preocupaciones y dolor. Es muy importante terminar con un sentido positivo de las posibilidades y la esperanza aun en estas situaciones difíciles. Hacia el final, hay que quedar con un fuerte sentido de conexión y apoyo del uno para el otro.
  • Es muy importante realizar un cierre del círculo que reconoce lo sagrado del espacio y honra a todas las personas presentes. Se puede elegir una entre estas diferentes propuestas:

Comparta una palabra o frase de cómo usted se está sintiendo al cerrar nuestro círculo.

¿Hay algo que le gustaría soltar y dejar ir en el centro de nuestro Círculo?

 

O proponer a la audiencia cerrar el círculo con una de estas cuatro propuestas:

– Yo no quiero salir de este círculo sin antes decir que…

– En este círculo, yo aprendí…

– En este círculo, lo que me sorprendió es…

– Lo que me llevo de este círculo es…

  • Se puede realizar una ceremonia de cierre con respiraciones, música, meditación, lectura, movimiento, canto u otra forma apropiada y significativa para compartir y concluir este tiempo en línea.
  • Agradecer a todos y todas por ser parte de este círculo.

Después de haber realizado mi primer círculo virtual, no solamente me sentí aliviado y más tranquilo, pero sobre todo muy satisfecho por el resultado logrado, tanto por la forma en la que se desarrolló como por la riqueza de su contenido. Me cuesta describir o detallar en pocas palabras todo lo que se pudo expresar. Ha sido un círculo lleno de emociones encontradas. 

Unos días antes del círculo, una de las participantes había perdido a su padre infectado por el coronavirus, aún estaba en pleno duelo; otra tenía cáncer y acababa de recibir su primera sesión de quimioterapia, otra, joven con su bebe de unos meses, ambos confinados en casa… todas con situaciones difíciles y dolorosas que el círculo ha podido de cierta manera contener y aliviar, empatizando y mostrando que nadie está solo o sola, que somos una comunidad.

Desde este primer círculo, he realizado con el mismo grupo tres más y mañana nos toca el quinto, es impresionante como hemos conectados, como si nos conociéramos desde siempre. Llegamos a reír mucho, a bromear incluso, a escucharnos empática hasta compasivamente, a apoyarnos, no importa la distancia que nos separa.

Desde el confinamiento, ya son muchos los círculos que he facilitado virtualmente, con diversos grupos de diversos países, de distintos contextos, cada uno con sus propias historias. ¿Qué decirles de los círculos virtuales? Pues…primero, que nunca reemplazarán los círculos presenciales, segundo, que son efectivos también. Lo virtual, en momento de cuarentena es espectacular, es España diría “es brutal”. La tecnología nos ha permitido acercarnos y conectarnos. Y fuera de cuarentena, también pueden ser útiles sobre todo cuando la distancia no nos permite sentarnos físicamente en el círculo.

Comparando el círculo presencial con el virtual es evidente que el segundo tiene límites, por ejemplo, con relación a las emociones en un círculo presencial las emociones se expresan no solo a través del relato sino de todo el cuerpo y los gestos mientras que de manera virtual se visualizan a través de la expresión facial, algo se pierde. En un círculo virtual no podemos tocarnos, sostenernos, abrazarnos, respirar el mismo aire, y sobre todo ver y apreciar físicamente nuestro circulo de comunidad. Eso sí lo extrañe mucho.

Para los que aun dudan del desarrollo de los círculos en formato virtual, les digo, láncense y los apreciarán, igual como los he apreciado yo, tanto por su valor como por sus resultados. 

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Jean Schmitz

Máster en ciencias políticas y en prácticas restaurativas del International Institute of Restorative Practices (IIRP). Tiene más de 20 años de experiencia de trabajo con adolescentes y familias en situación de riesgo. Promotor desde 2002 de la justicia juvenil restaurativa en Perú y de prácticas restaurativas en Latinoamérica. Ha formado a cientos de profesionales en América Latina y en España. El trabajo que lideró en Perú ha sido internacionalmente reconocido siendo ganador en el 2010 del Premio Veillard Cybuslki otorgado por la Asociación Internacional de Jueces y Magistrados de Familia y Juventud.

[1]Kay Pranis (2020): “Círculos de apoyo en línea como respuesta al distanciamiento físico” con la intención que se comparta libremente. Traducción por Elena Huegel, coordinadora internacional de Retoños en las ruinas: esperanza en el trauma.