El profesor Javier Wilhelm, uno de los premiados con la Medalla al Mérito Profesional de la Escuela de Mediación y Diario de Mediación, explica cómo el Gobierno debería tratar con entidades financieras y sus clientes al abordar casos especiales.

Javier Wilhelm
Javier Wilhelm recibiendo la Medalla al Mérito Profesional

A finales del pasado año, el Tribunal Europeo determinó que los bancos españoles deberán devolver a sus clientes todo el dinero de más cobrado en virtud de las conocidas como cláusulas suelo, una cantidad que –según varias estimaciones- puede rondar los 7.500 millones de euros.

Unas pocas semanas más tarde, a principios de enero, se anunció una propuesta del Gobierno para la creación de un sistema de resolución de conflictos extrajudicial para que entidades financieras y ciudadanos puedan alcanzar acuerdos si necesidad de recurrir a los tribunales, basado en la mediación.

El profesor del Máster en Mediación Profesional de la UPF Barcelona School of Management, Javier Wilhelm explica que en la actualidad hay varias entidades financieras que tienen sus propios programas de intermediación hipotecaria, y que algunos ayuntamientos también han organizado desde hace unos cinco años este tipo de programas para facilitar un canal de diálogo entre entidades y ciudadanos. “Toda iniciativa por ayudar a gestionar y resolver el tema de la vivienda siempre será bienvenida, aunque no se le puede llamar a todo ‘mediación’”, puntualiza.

Wilhelm expone que la mediación como práctica profesional requiere de una serie de premisas básicas que se pueden desglosar en: profesionales capacitados para llevarla a cabo, mediadores imparciales, espacios de diálogo que promuevan la mejora de la situación actual y voluntariedad en la participación por parte de las partes, que deben ser protagonistas.

Muchos ciudadanos que se han visto afectados por las cláusulas suelo se pueden estar preguntando cómo gestionar su reclamación. El profesor opina que la mejor manera de “instrumentar un mecanismo seguro para canalizar y gestionar este tipo de disputas”, debería ser a través del Departamento de Justicia de cada comunidad autónoma con sus registros de mediadores formados y capacitados para la tarea. “Ésta debería ser supervisada y que los mediadores contaran con respaldo y apoyo institucional. Creo que la formula de comediación es la más segura para la intervención”, añade Wilhelm.

Mucha gente cree que esta medida ha tardado mucho en hacerse efectiva, pero el profesor remarca que aunque las medidas se apliquen tarde, “si se hacen responsablemente siempre suman para los ciudadanos”. Wilhelm también comenta que hace 12 años era impensable pensar en programar mediación en el ámbito hipotecario pero aclara que tampoco se había previsto la hecatombe que nuestra sociedad ha sufrido. El experto comenta que si no se procuró estudiar ni controlar lo que las entidades financieras ofrecían a los ciudadanos, “menos aún se podría haber prevenido pensar en vías de solución a un problema que no se conocía”.

Otra duda que puede surgir es sobre cuál sería la duración óptima para un caso de este tipo. “La mediación es un proceso rápido, que en temas de dinero tiene una duración de unas pocas horas y las partes rápidamente pueden visualizar si la otra ha venido a resolver o a dilatar el proceso”, explica el experto, quien añade que cada interesado en resolver e una mediación debe invitar al otro a trabajar hacia la resolución del problema mirando hacia el futuro y desde la buena fe. Si estas condiciones se dan, “rápidamente las personas se empoderan para resolver y solucionar su disputa”, por tanto el proceso no debería tomar demasiado tiempo.

Para justificar el papel del Gobierno como mediador, se ha recalcado que esta medida puede ser de gran ayuda para ‘descongestionar’ los tribunales. El profesor opina que, sin duda, puede ser el método más rápido y económico de gestionar ciertas diferencias, siempre y cuando ambas partes quieran someterse a él, aunque advierte de que “pensar que la mediación es la única medida para resolver problemas del sistema judicial puede ser es un error”. Wilhelm puntualiza que necesitamos un sistema judicial que funcione bien y adecuadamente por sí mismo, y asegura que “pensar en que la mediación vendrá a resolver los problemas de otro sistema” sería desviar la mirada de los problemas que los tribunales puedan tener.

“Creo que la mediación no debe reemplazar al sistema de Justicia, sino que debe ser una alternativa para algunos conflictos en los cuales las protagonistas quieran utilizarlo de forma voluntaria y activa”, concluye el profesor, quien recibió el pasado viernes en un acto en Madrid la medalla al Mérito Profesional en Mediación, otorgada por la Escuela de Mediación y Resolución de Conflictos y el periódico digital Diario de Mediación.

Fuente: La mediación, una vía para recuperar el dinero de las clásulas suelo